Primero lo primero, ¡combate el jet lag y súbete al original autobús turístico de la ciudad! Es la forma más fácil de orientarte, visitar las principales atracciones de la ciudad y aprovechar ofertas exclusivas. También hay prácticos billetes combinados disponibles, perfectos para visitar varios lugares de una sola vez (una forma fantástica de matar dos pájaros de un tiro). ¿Pero lo más destacado? Nuestros guías locales: auténticos dublineses, narradores natos, llenos de encanto, ingenio y alguna que otra canción.
En pleno centro de la acción se encuentra la Destilería Jameson de Bow St. , una parada perfecta para disfrutar de la cultura irlandesa, literalmente. "Uisce beatha", la palabra irlandesa para whisky, significa agua de vida, y seamos sinceros, ser turista puede dar sed. Pásate por allí para una cata, un tour o simplemente para disfrutar de un merecido trago.
Ninguna visita a Dublín está completa sin saludar a Molly Malone . La encontrarás empujando su carretilla cerca de Grafton Street, tal como dice la canción. Tanto si conoces la letra como si no, enseguida estarás tarareando: es una de las estatuas más fotografiadas de la ciudad y una diversión para todos.
El Zoológico de Dublín ofrece una experiencia emocionante para todas las edades. Ubicado en el corazón del Parque Phoenix, alberga elefantes, leones, pandas rojos y mucho más. Tanto si viajas con niños como si eres joven de espíritu, es la excusa perfecta para estirar las piernas y relajarte.
5. Justo al lado del Cementerio de Glasnevin, encontrarás el Pub The Gravediggers , o John Kavanagh's, como lo llaman los lugareños. Sin lujos, sin televisión, simplemente un auténtico pub irlandés que sirve una de las mejores pintas de Guinness de la ciudad. Es auténtico. Mientras estés allí, tómate un tiempo para explorar tus raíces: las historias de herencia familiar irlandesa de Glasnevin son fascinantes y profundamente conmovedoras.
6. No pases por alto los pequeños detalles. La Biblioteca Marsh es una de las más antiguas de Irlanda, ubicada junto a la Catedral de San Patricio . Este espacio, bellamente conservado, suele pasar desapercibido, pero merece la pena visitarlo por su encanto, historia y ambiente tranquilo.
7. Si buscas algo más animado pero igual de rico en cultura, una noche de baile irlandés es imprescindible. Celtic Nights ofrece una cena con espectáculo de baile que siempre anima al público, con música tradicional enérgica, bailarines expertos y mucha diversión para sentirse bien.
No te pierdas los Docklands, especialmente si tienes ascendencia irlandesa. Un recorrido por el Jeanie Johnston ofrece una perspectiva conmovedora y reveladora de la experiencia de los emigrantes. Justo al otro lado de la calle, EPIC, el Museo de la Emigración Irlandesa, da vida a estas historias a través de coloridas exposiciones interactivas, tan atractivas como significativas.